Ver mil fotos de un lugar con paisaje repetitivo no es un problema si ese lugar es mágico.

El Valle del Cocora se encuentra en la cordillera central de los Andes colombianos, en el departamento del Quindío. Forma parte del Parque Nacional Natural Los Nevados. Es conocido por ser el principal hogar del árbol nacional de Colombia, la palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense), omnipresente en cualquier foto del valle.

En la última entrada nos quedamos en Manizales. Desde allí, Sergio y yo tomamos un bus a Pereira y allí otro a Salento. En seguida descubrimos que se trataba de un pueblo turístico, tanto que algunas personas viven en su propio hostal.

La primera noche simplemente buscamos donde comer y dormir, poco más. A la mañana siguiente nos metimos esto entre pecho y espalda…

… y fuimos en busca de un Willy que nos llevase al valle.

Un Willy es esto:

Son jeeps de la Segunda Guerra Mundial que EE.UU. le vendió a varios países de Latinoamérica. En Salento, la única forma de llegar al valle es apretujao en un Willy.

Por la fecha, estando nevada la zona más alta del valle, no podía hacerse la ruta circular sino que teníamos que ir primero por el río, volver y luego subir a la ladera de las famosas palmeras.

Y eso hicimos.

El camino es precioso, con puentes muy (MUY) poco estables y siempre cerca del río.

El problema es que el punto final estaba bastante lejos y claro, las palmeras se nos insinuaban…

… y nosotros queríamos ver palmeras, así que nos dimos la vuelta antes de tiempo e iniciamos la subida criminal.

El paisaje, como decía al principio, es tremendamente repetitivo; pero no puedes dejar de mirar y admirar.

Las palmeras parecen de mentira. No se entiende que puedan mantenerse en pie con esa altura.

A Iúeks le encantó el valle, por cierto.

Creo que lo usará para inspirarse en sus próximos diseños.

En fin, el valle del Cocora fue la última aventura con mi Sergio. Al día siguiente yo tomé un bus a Medellín (7 horas en las que incubé mi primera diarrea) y él tomó otro a Cali.

Suerte en tu aventura, amigo. Tú SÍ eres de Cadi.

Una aventurilla de

Rayito

3 Comments

  1. Me encantan esos paisajes, seguro que en persona tienen que ser más impresionantes aún de lo que se puede apreciar en tus fotos,ya estoy impaciente esperando tu próxima narración,mil besossss rey!!!

    Toñi
  2. (7 horas en las que incubé mi primera diarrea) JAJAJAJA Muy «by Rayito» este comentario. Besos y a cuidarse el orto!

    Stéphanie
  3. Pues sí, mirar y admirar algo así es muy hermoso. Para siempre en la retina…
    Un abrazo!

    Eva

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