Medellín. Gigante de pequeños barrios. Amable con muecas de orgullo. Segura si no das papaya. En resumen: berracamente paisa.
Medellín es una y es muchas. De mangos dulces y aguacates mantecosos, Medellín es sus esquinas donde comprar fruta a un viejo paisa; pero también sus rascacielos y sus chabolas en las laderas.
Desde que uno baja desde el aeropuerto por Rionegro, lo primero que impresiona es la cantidad inmensa de luces que se ven en el valle. Observad bien la foto: las laderas no están cubiertas de vegetación, sino de edificios. Y esta foto solo muestra las vistas hacia el norte desde el cerro Nutibara. Mires donde mires hay barrios cubriendo laderas.
En el cerro Nutibara, por cierto, se encuentra el pueblito paisa donde se puede ver la arquitectura paisa de los pueblos antioqueños.
Pero empecemos por el principio. Llegué hace 6 días a Medellín y me sobraba toda la ropa. Terrible el calor. El primer día pude descubrir los barrios de Belén Rosales y Laureles, con su vegetación, su ritmo tranquilo, sus puestos de fruta, tienditas con música latina,…
La fruta en la calle es una norma, como los jugos para acompañar las comidas. Desde ya, fan número uno del jugo de guayaba…
… y de los numerosos restaurantes veggie/veganos que hay en la ciudad.
Ese burrito con papas criollas que me «jinqué» en el Poblado… pa mí se queda.
Y si la fruta en la calle es gloria, no digo na lo que se encuentra uno en fruterías y supermercados…
Guanábanas, lulos, granadillas, murrapos, pitahayas, mangos, guayabas, guayabas pera, tomates de árbol, bananos, plátanos,… infinitas.
Con esta crompita que hice en la frutería de la esquina me pegué un buen desayuno antes de ir a descubrir la historia de la ciudad.
Una parte muy interesante de Medellín es el Centro. La gente te advierte del centro, dicen que es delicao y roban mucho. No sé cuánto de verdad hay en esto, pero desde luego al centro hay que ir. El free tour de Real City Tours es maravilloso (sobre todo si te toca con Julio). La historia de Medellín resumida en 4 horas… y Medellín tiene historia pa mucho más.
Estas últimas son estatuas de Fernando Botero, pintor, escultor y dibujante nacido en Medellín.
La reconstrucción de esta ciudad para pasar de ser la más peligrosa del mundo (sin exageraciones, así se la consideraba) a ser la ciudad más avanzada de Colombia y un lugar donde se puede vivir tranquilo y feliz es, sinceramente, digna de estudio. Precisamente una estatua de Botero en el parque de San Antonio nos muestra esta evolución:
Y diréis «picha, no hay una estatua, hay dos». Sierto. Mirad bien la primera. Es igual que la otra pero está destrozada. Por supuesto, Botero no la creó así. La creó como la que se ve al fondo.
El 10 de junio de 1995, durante un concierto en el parque, una bomba escondida junto al pájaro explotó matando a 22 personas y dejando 100 heridos. El alcalde decidió retirar la «chatarra», pero el propio Botero se lo impidió. Creó una réplica del pájaro y ambos presiden hoy el parque de San Antonio.
Para no olvidar, para mirar adelante.
Y es que la historia de Medellín es mucho más de lo que puede verse en una serie de Netflix.
Aquella noche, tras el tour, entendí un poco las advertencias sobre el centro. Me costó la santa vida encontrar el bus que me llevase a casa dentro de la jungla en que se convierte el centro cuando la gente sale de trabajar…
… y la gente no lo pone fácil. Pero ya empiezo a conocerme las líneas que me van bien para moverme. Hoy hemos cogido Iueks y yo la línea 2 para volvernos del centro a casa:
Ah, ¿no os había hablado de él? bueno, pues ahí está. Se llama Iueks, sus hobbys son viajar, diseñar iconos en Illustrator y posar frente a la cámara, y antaño fue propiedad de un ex-empleado de UNIT4 Granada, pero despidieron a su dueño y decidió romper sus cadenas y venirse a viajar conmigo. Es un pollo rebelde…
… y un fan de la Águila (igual es por la cercanía taxonómica que siente con el logo). Yo soy más de la Pilsen, bien fría en una tiendita con música latina de fondo. Bien berraca…
… berracamente paisa.